14 febrero, 2007

[General] Cultura para todos.

Hace unas semanas, -en casa ajena y con cable ajeno- pude ver parte del programa de Samuel "Chiche" Gelblung.

La entrevistada de turno era la modelo Karina Jelinek, quien fue "apurada" una y otra vez por el conductor para que demostrara en el estudio las dotes de bailarina que supo (o no supo, no la vi) exhibir en el programa de Marcelo Tinelli, Showmatch, dentro del tan sufrido por estos lares Bailando por un sueño.

Primera mala impresión sobre lo que estaba presenciando: la presión inútil del conductor sobre el invitado. Si bien a veces la tenacidad de un entrevistador puede ser de gran valor, si se la emplea para que un político conteste sin rodeos sobre algún tema escabroso por ejemplo, se convierte en algo chocante e incluso incómodo para cualquier televidente con un poco de criterio, cuando se utiliza sin contemplaciones para rellenar un minuto de aire de un programa sin importar el contenido.

Es decir, ¿qué ganamos los televidentes con ver a una modelo reiterando una y otra vez su negativa a bailar en cámara, deshaciéndose en excusas para no hacerlo, y el constante contraataque del conductor para que sí lo haga? Nada, absolutamente nada.

A estas alturas el lector podría perfecta y comprensiblemente estar pensando “No lo mires y ya está”. Es cierto. De hecho, jamás miro ese programa u otros del mismo tenor, pero una vez expuesto, casi por accidente diría, a su contenido, no puedo dejar de plantearme estas preguntas, humildemente, sin pretender ser un crítico de TV, ni un analista de la sociedad en que vivimos; sólo un televidente más que cada vez lo es menos.

Pero la cosa no termina.

Más adelante, en la entrevista, el conductor le pregunta a la entrevistada por el origen de su apellido, a lo que la misma responde que es de origen checoslovaco.

Una vez más, el conductor, en un ansia casi patológica de sentirse superior a su entrevistada, suelta una mini lección de geografía/historia alegando que, en realidad, el origen del apellido debería ser definido de otra manera hoy en día, dado la inexistencia actual de Checoslovaquia como tal.

Si es por aplicar ese criterio, difícilmente encontraremos algún apellido de origen checoslovaco dado la corta existencia de ese país europeo.

Pero más allá de la definición de criterios genealógicos; la forzada muestra de erudición del conductor respecto del tema, finaliza cuando decide compartir con todos nosotros, quienes no quisimos o no pudimos cambiar de canal, que Checoslovaquia se dividió dando lugar la existencia en el presente de la República Checa y Eslovenia.

Hombre. Suenan tan parecido que sería injusto reprocharle el error. Es tan comprensible como si mañana se despachara diciendo que el conflicto por la instalación de las plantas de celulosa mantiene enfrentadas a la República Argentina y a Paraguay.

Además, si es por demostrar que el conductor es superior a su invitado de turno, todo vale. O al menos es lo que se aprecia cada vez más en varios medios de comunicación.

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