30 diciembre, 2007

[General] Le compré la computadora a los nenes.


LE COMPRE LA COMPUTADORA A LOS NENES

Desde hace un tiempo, hemos sido inundados por la oferta de equipos informáticos baratos ofrecidos bajo el rótulo de "refabricados", "recertificados" o "refurbished".

Esta nueva modalidad, le posibilita a usted -por ejemplo- conseguir una computadora por la módica de suma de, digamos, unos cien dólares. Sí sí, por poco más de USD 100, usted tiene en su casa una PC de escritorio completita, con monitor ¡y hasta con impresora!

Descartemos de todos modos lo de la impresora, ya que se la venden sin cartuchos. Es decir, usted recibe dentro del paquete un aparato -la impresora- que vale, o mejor dicho cuesta en el mercado, unos USD 20, pero si la quiere para algo más que para adornar el escritorio, va a tener que comprarle dos cartuchos de tinta que seguramente ronden los USD 40 o 50 cada uno.

Pero bueno, decíamos que por poco más de USD 100, usted ya tiene su PC en casa. Después le pide a algún amigo o familiar "que sabe" que le instale Windows, Office (sí sí, de esos con licencia especial que se puede instalar en una cantidad infinita de máquinas sin pagar) y algún antivirus. Y listo, ya está pronto para entrar en la vida informática.

Tiempo después, usted se inquieta por los niños -o no tan niños- usan la PC para jugar, chatear un rato y tal vez visitar uno o dos sitios web de esos poco recomendables o que a usted sencillamente le parecen inútiles. Pero usted compró la computadora para que los niños -o no tanto- estudien.

Así que dado la poca inquietud de sus vástagos por utilizar la nueva adquisición como elemento educativo, usted decide poner manos a la obra. Una vez más, recurre a su amigo/familiar para pedirle que le instale "la Encarta". Entre nosotros, usted no tiene ni idea de qué es "la Encarta", de hecho nunca vio una, pero tiene un compañero de oficina que la habló maravillas al respecto, así que decide tomar por buena la reputación de tal herramienta educativa.

Una vez hecho el pedido, "el que sabe" le responde que con mucho gusto la instalaría la Encarta (con las mismas condiciones de licencia que el Windows y Office, faltaba más) pero su nueva y flamante computadora no alcanza ni para cargar la presentación de dicha enciclopedia. Para ponérselo más claro, su asesor informático le arma una muy didáctica lista comparativa entre lo que tiene y lo que debería tener para ejecutar la Encarta 2008.

USTED TIENE
Procesador de 450 Mhz
Disco duro de 4 Gb
Lectora de CD 36x
64 Mb de RAM
Windows 98 SE

LA ENCARTA LE PIDE
Procesador de 1 Ghz
1,5 Gb de espacio LIBRE en el disco dur
Lector de DVD de 4x mínimo
512 Mb de RAM
Windows XP con Service Pack 2 instalado

Una vez más, usted no entiende la mitad de las abreviaturas, pero aunque no sepa qué diablos significa "Mb de RAM", tiene muy claro que 64 es menos -muchos menos- que 512.

Ante tal cachetazo de la realidad, usted podría decantarse por conseguir alguna edición anterior de la tan útil -según le dijeron- enciclopedia, ya que seguramente le exija un equipamiento menos potente. Convengamos que ni la fotosíntesis ni el resultado de la batalla de Waterloo han variado en los últimos años, y si de algún adelanto o descubrimiento de los últimos tiempos se tratare siempre se puede navegar por Internet y buscar la respuesta ¿verdad? POR SUPUESTO.

Bueno, tal vez no tanto, porque la última vez que intentó navegar por Internet, las páginas cargaban demasiado lento y parecían estar bajando a una letra por minuto. Es raro, porque el ADSL que con tanto esfuerzo contrató es el mismo que tiene su vecino, y en la casa de él, funciona espectacular. ¿Será tal vez porque lo que su vecino tiene conectado al cable de red del ADSL es una Pentium IV de 3.2 Ghz con
1 Gb de RAM, disco duro de 160 Gb y Windows XP con SP2? Usted no tiene ni idea, pero sospecha que sí.

A estas alturas, convengamos que usted ya está bastante decepcionado de su PC y ya empieza a resonarle en la cabeza la idea de que sus hijos vayan a estudiar a una biblioteca. Al fin y al cabo, cuando usted era estudiante no había computadoras ni Internet, y uno aprendía igual.

Por si no fuera suficiente, cuando usted todavía no se recupera de su frustración, el menor de sus hijos le avisa que "la computadora se rompió". "¡¿ COMO QUE SE ROMPIO ?!" Entre la sorpresa y la indignación, usted no entiende cómo puede ser que se haya roto habiéndola adquirido hace tan poco tiempo.

Cuando se serena, y después de haber respirado profundo por algunos minutos, no puede evitar una sonrisa casi condesciente para con usted mismo: LA GARANTIA. Por qué hacerse tanto problema si la máquina todavía está cubierta por ese maravilloso plazo de 3 meses de garantía que le dieron en la casa de electrodomésticos donde la compró.

Una vez más, su burbuja explota cuando su hijo -sí, el mismo, el menor- le dice que la garantía no le va a cubrir porque lo que le pasó es que se le metió un virus por el MSN y le arruinó la instalación de Windows, que lo que está roto no es el hardware sino el software, y que por ese tipo de descuidos no le aceptan que presente el equipo a la garantía porque en realidad es impericia del usuario, entonces...

Ya no importa. Usted se quedó perdido más o menos a la altura de "por el MSN", así que tanto da que el pequeño prospecto de abogado del diablo le siga explicando por qué las cosas no van a ser tan fáciles.

Ya resignado, usted espera a cobrar el sueldo y le lleva la PC a un técnico. Más allá de lo desafortunado de la situación, seguramente el desperfecto no sea tan grave, al fin y al cabo la máquina prende y muestra dos o tres carteles en la pantalla, así que seguramente la cosa sea "destrancarla" y listo.

Cuando unos días después llama al técnico para saber cómo va el arreglo, éste le comunica que tuvo que formatear el disco duro -cosa que a usted no le mueve un pelo porque no tiene ni la más mínima de idea de lo que significa- y que está teniendo problemas para conseguir los drivers de la tarjeta de video y la de sonido.

Usted, que es un hombre paciente y muy solidario, le pregunta dónde se venden esos drivers. Al fin y al cabo, tal vez usted pueda encontrar alguno en alguna tienda de informática cerca de su oficina. Luego de una infructuosa explicación por parte del técnico sobre cómo esos drivers no son algo tangible sino más bien programas, que en
algún momento se conseguían fácilmente en el sitio web del fabricante de la PC, pero ya no porque ese modelo es obsoleto, usted comprende una vez más que no entiende nada, o casi nada, porque sí le queda claro que la cosa se sigue complicando.

Unos días después, pasa personalmente por el taller del técnico para ver si hubo algún progreso. Ante la respuesta negativa, usted interroga al sujeto respecto a cuáles han sido los intentos realizados. Un poco malhumorado, el ténico le invita a pasar a la parte trasera del local donde está el taller. Entre varios equipos con sus entrañas al aire, está lo que hasta hacía unos días era su maravillosa adquisición.

El técnico la prende y empieza la secuencia de carteles en la pantalla. "Bueno, no está tan mal" piensa usted.

Cuando termina de cargar Windows, la pantalla se ve como si usted fuera miope, daltónico y con un dejo de estrabismo. Vamos, que se ve espantoso. Y todo por culpa de quién... sí sí... los malditos drivers.

Un poco harto ya de la demora y de su propia ignorancia en el ramo, le pregunta al técnico si no puede cambiarle alguna pieza a la computadora como para que salga funcionando. El técnico, harto también de la demora y de su ignorancia
-la suya, no la de él- le responde que las tarjetas de video modernas no trabajarían con esta computadora debido a que ya está obsoleta. Es más, dado el tipo de ranura que tiene su PC, las nuevas tarjetas de video ni siquiera
calzarían en ellas, por lo que el impedimento sería incluso físico.

Al día de hoy, la PC está de nuevo en su casa porque el técnico le pidió amablemente (y ya no tan amablemente en la segunda llamada) que se la sacara del taller. Por supuesto que usted, indignado por la inoperancia del sujeto, no le pagó ni un centavo.

Dado que el ADSL sigue siendo facturado prolijamente todos los meses, usted se encuentra ahora abocado a la tarea de que su amigo/familiar, aquel que le instaló Windows y Office y lo cacheteó con la Encarta, se digne pasar por
su casa a ver si tiene algún tipo de solución para su problema.

En su trabajo, usted recibe un mensaje de correo electrónico no solicitado -SPAM- donde le ofrecen una PC nueva a USD 600. No tiene impresora y no es de lo último que hay en el mercado, pero de repente, por un instante al menos, seiscientos dólares, no parecen tanto...


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